La "religión" no es un universal, sino una clave en la conceptualización del mundo por parte de la intelectualidad occidental, la cual se ha otorgado a sí misma el derecho de definir a los otros según categorías que favorezcan la dominación, proyectando sobre el mundo las fracturas propias de la episteme moderna: Modernidad-tradición, progreso-atraso, religión-secularismo.