Desde los albores de la humanidad, las mujeres hemos estado siempre vinculadas al pecado. Mujeres pecadoras, lascivas, fornicadoras, ¿por qué no virtuosas, inteligentes, ambiciosas? ¿Utilizar nuestras virtudes en un mundo dominado culturalmente por hombres es pecado? ¿Puede la historia o la opinión pública condenarnos por buscar las vías para ser libres?, ¿para pensar por nosotras mismas, para dejar de ser objetos de posesión, de belleza, de maternidad y decidir cómo queréis que sea nuestra vida? Por ellas, por nosotras, para nosotras es este libro.
Marcadas por la avaricia, la soberbia, la gula, la lujuria, la ira, la pereza o la envidia, las mujeres de las que hablo -Maria Antonieta, Bette Davies, Hillary Clinton, Maria Callas, Janis Joplin, Madonna, entre otras- son mucho más que unos pecados capitales, son poderosas, valientes, visionarias, decididas y las dueñas absolutas de sus destinos.
«Quizás sea porque nací bajo el signo de Libra que las injusticias me han sacado de quicio desde que tengo uso de razón. Quizás sea porque nací mujer y hasta hace bien poco la nuestra era una existencia injusta. Quizás sean un conjunto de probabilidades las que me han llevado a hablar de mujeres y de pecados capitales.»Sandra Barneda
Juan Eslava Galán, que nos deleitó con su ya mítica Historia de España contada para escépticos, nos sorprende ahora con una historia del mundo igualmente ágil y divertida, provocadora y didáctica, que entre sonrisas o francas carcajadas nos conducirá en breves y sustanciosos capítulos desde el Big Bang que provocó el origen del universo hasta la globalización y las crisis de nuestros días.
Un texto sin desperdicio en el que no falta su habitual estilo sarcástico y siempre provocativo, que despeja cuestiones tan candentes como por qué era irresistible Cleopatra o por qué Franco permaneció en el poder gracias a Stalin.
Desi es un perdedor, un espíritu anarquista con alma de filósofo que vive en una modesta pensión de Lavapiés llamada El Tesoro. Por el amor de una mujer se introduce en un círculo de conspiradores que se han bautizado a sí mismos como los Insurrectos y en el que militan, entre otros personajes delirantes y pintorescos, un millonario que quiere acabar con el capitalismo y un cura que desea destruir la Iglesia desde dentro.
Paródica y surrealista a veces, con un ácido sentido del humor, Hombre al agua es un asombroso y lúcido ejercicio de estilo en el que, a través del esperpento, Javier Reverte dibuja un fiel retrato de una ciudad y sus habitantes digno de las mejores páginas de Valle-Inclán. Si en Luces de bohemia los héroes de la tragedia griega acudían a mirarse en los espejos deformantes del callejón del Gato, el protagonista de esta tragicomedia picaresca observa su reflejo en los sucios charcos de la plaza de Lavapiés y se lanza de lleno a la vida, aunque suponga mojarse.
«Y la vida humana, ¿qué era? En cierta forma, Desi ahora la veía como un esfuerzo por ir adaptándose a cuanto le superaba, por tratar de acomodarse a lo que desconocía. Y ello suponía una determinación que a veces se le antojaba sobrenatural. Pues, cuando ya había logrado con arduo empeño acostumbrarse a una nueva forma de existir, de pronto la vida se transformaba.
Y mientras sus pensamientos y su ánimo regresaban añorantes a aquellos días de desenfadada y jovial rebeldía de la juventud, en la que todo parecía posible y alcanzable, cuando la existencia formaba parte de lo eterno, surgía la última pregunta: ¿le quedarían aún fuerzas para emprender la aventura que renacía envuelta en la incertidumbre?»
Desde que Sagrario ha muerto, las cosas son distintas para Natalia, su hermana, y para sus padres, que en un intento por protegerla de la tristeza la envían al campo a pasar el verano. Allí, en la vieja casona familiar, se reúne con sus primos, Irlanda y Roberto, que con la ayuda de unos amigos se han propuesto adecentar la casa para venderla. Así comienza ese verano en que Natalia, una joven tímida que apenas ha salido de su entorno familiar, vivirá envuelta en flores secas, vestidos antiguos, conjuros mágicos, sueños y pesadillas. Y en ese mundo frágil, que resurge con la oscuridad y en el que nada es como parece ser, se pone de manifiesto la insalvable distancia que separa a Natalia de sus primos, especialmente de la encantadora y dulcísima Irlanda.
Haciendo gala de una maestría narrativa que mezcla con prodigioso equilibrio tradiciones del mundo celta con el descaro provocativo de una Françoise Sagan, Espido Freire nos ofrece una primera novela en la que la belleza, la crueldad y los presentimientos recrean una atmósfera inquietante e irresistible